Reflexiones en la selva

sábado, 9 de enero de 2010

Como agua para el chocolate



Son momentos mágicos

Que te acerques con aire vacilante

Que confíes en mi aun inseguro a cada paso

Que entornes en cada mirada un gesto de curiosidad, “¿Voy?” me preguntas. “¡Corre!” te apresuras.


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Y por más que se intenta los ojos siguen agrietados de la escarcha. La respiración sigue un compás tan tenue que dudo si sigue conmigo o decidió dejar de latir inspiraciones atrás. ¿Cuando has sentido tanto frio? Le pregunto. ¿Alguna vez creíste que el frio podía hacer tiritar hasta tus párpados? Se giró hacia mi. Me miró con una mueca que parecía tener una cálida sonrisa bajo toda esa gélida capa. “A mi tampoco me gusta verte tiritar” Se acercó y mantuvimos ambos cuerpos unidos, intentando capturar cada una de las cálidas ondas que podíamos estar emitiendo el uno hacia el otro. Quizá mis hondas se perdían por el camino, no sé, pero las suyas llegaban perfectamente, como un apacible sol de invierno.

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De trobadores de contenedor!

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